Nuevas investigaciones revelan datos sorprendentes sobre la conexión entre hábitos alimenticios y protección cardiovascular a largo plazo

Crujientes, saludables y repletos de nutrientes, los frutos secos se han destacado como aliados indispensables en la prevención de enfermedades cardíacas. Aunque muchos se preguntan si existe una hora ideal para aprovechar al máximo sus beneficios, Verywell Health y la Fundación Nacional del Corazón de Nueva Zelanda coinciden: lo fundamental es la regularidad y la calidad de los frutos secos consumidos.
La evidencia muestra que estos alimentos promueven la salud del corazón independientemente del horario, siempre que formen parte habitual de la dieta.
¿Hay una hora ideal para consumir frutos secos?
Expertos de Verywell Health indican que, aunque algunas fuentes sugieren horarios determinados para maximizar los efectos de los frutos secos, la hora no influye en los beneficios cardíacos. Sin embargo, señalan que consumir frutos secos en la mañana o a media tarde proporciona energía sostenida, ideal para jornadas largas o actividades físicas.
Asimismo, ingerir frutos secos antes de dormir puede promover la calidad del sueño gracias a su contenido de triptófano, un aminoácido que favorece la producción de melatonina.

La Fundación Nacional del Corazón de Nueva Zelanda reafirma que lo fundamental es incorporarlos de manera sostenible, ajustando su ingesta a las necesidades y preferencias personales. De esta forma, los beneficios nutricionales de estos alimentos permanecen accesibles para toda la población.
Beneficios cardiovasculares probados
Diversos estudios han demostrado la capacidad de los frutos secos para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, incluyendo la enfermedad coronaria, el infarto, la insuficiencia cardíaca y la muerte súbita cardíaca. Verywell health y Harvard T.H. Chan School of Public Health destacan que el consumo habitual de frutos secos mejora los niveles de colesterol y triglicéridos, ambos factores críticos en la prevención de enfermedades cardíacas.

Un reciente estudio publicado en la revista Circulation analizó a personas durante más de 30 años y concluyó que un consumo frecuente de frutos secos, como nueces y almendras, se asocia con una reducción significativa del riesgo de infarto y muerte cardíaca.
Otro estudio citado por verywell health, evaluó el efecto de las nueces pecanas, reportando una disminución del colesterol LDL y de los triglicéridos, junto con un aumento del colesterol HDL. Además, la reducción de la inflamación crónica es otro de los aportes observados con la ingesta regular de frutos secos, una condición relevante en la protección cardiovascular.
Los frutos secos se destacan por su aporte de grasas saludables, especialmente ácidos grasos omega-3, vitamina E, potasio, fibra, proteína vegetal, folato, magnesio y fitoquímicos. Según la Harvard T.H. Chan School of Public Health, estos nutrientes contribuyen a mantener la elasticidad de los vasos sanguíneos, controlar la presión arterial y reducir la oxidación de las grasas en sangre.

Formas recomendadas de incorporar frutos secos en la dieta
Para agregar frutos secos a la alimentación diaria, verywell health y la Fundación Nacional del Corazón de Nueva Zelanda recomiendan elegir variedades naturales, tostadas o crudas, evitando aquellas con sal o aditivos. Entre las alternativas más saludables se incluyen nueces pecanas, nueces, almendras, pistachos, avellanas, y castañas de cajú.
Su versatilidad permite añadirlos a ensaladas, platos salteados, yogur o postres, además de consumirlos solos como un snack saludable y práctico.

Ambas fuentes destacan la importancia de moderar las porciones, ya que estos alimentos son densos en calorías y el consumo excesivo puede favorecer el aumento de peso. Mantener el equilibrio en la cantidad ingerida garantiza disfrutar de todos sus beneficios sin comprometer otros aspectos de la salud.
Así, los frutos secos se posicionan como una alternativa nutritiva y saciante a los snacks salados tradicionales, convirtiéndose en aliados claves para quienes buscan cuidar la salud cardiovascular sin renunciar al placer de comer entre horas.