Tras un mes de exploración la joven procedente de Nueva York localizó una piedra preciosa que será utilizada en su anillo de compromiso

Una neoyorquina consiguió lo que muchos consideran improbable: descubrió un diamante de 2,30 quilates y lo destinó a su anillo de compromiso, tras una búsqueda de un mes en el parque estatal Cráter de Diamantes, Arkansas.
El hallazgo, confirmado en julio por la administración local, posicionó a Micherre Fox, de 31 años y residente de Manhattan, como protagonista de una historia que conecta perseverancia personal, tendencias de consumo y el singular atractivo de este yacimiento abierto al público.
El caso fue reportado por The Guardian, que detalló cómo Fox se sumergió durante semanas entre el lodo y las piedras volcánicas del Crater of Diamonds. El parque, situado cerca de Murfreesboro, es reconocido como el único lugar del mundo donde el público puede buscar diamantes en su fuente volcánica original.
La experiencia está abierta a cualquiera que desee internarse en sus 15 hectáreas, usando herramientas propias o alquiladas y llevándose los minerales que encuentre. “Cualquier roca o mineral que se encuentre es de quien lo halla”, describió la administración del parque.

La perseverancia fue un factor central en el resultado de Fox. Según relató a las autoridades del parque, antes del hallazgo nunca había tenido un diamante en sus manos. “No estaba segura, pero era el diamante más ‘diamante’ que había visto”, explicó Fox, quien calificó la experiencia como transformadora.
En total, fue el tercer mayor diamante hallado en ese espacio en lo que va del año, de un total de 366 piedras identificadas por los visitantes en el mismo periodo.
La decisión de buscar un diamante propio surgió como una declaración personal. Hace dos años, Fox se propuso una meta poco usual para quienes planifican un compromiso matrimonial: encontrar y tallar su propia piedra.
“Hay algo simbólico en resolver problemas con dinero, pero en el matrimonio el dinero se puede agotar. Hay que estar dispuesto y saber resolver esas situaciones con trabajo”, reflexionó.

La búsqueda contó con el respaldo de su pareja. La misma Fox aseguró que “estaba dispuesta a ir a cualquier parte del mundo para lograrlo, pero descubrí que el único lugar para hacerlo estaba justo aquí, en Arkansas”.
El momento clave llegó en la última jornada de su periplo, al divisar un brillo en el suelo. Primero pensó que era una telaraña cubierta de rocío, pero al acercarse distinguió la piedra resplandeciente. Ante el hallazgo, explicó: “me arrodillé y lloré, después empecé a reír“.
La historia detrás del parque
La fama del Parque Estatal del Cráter de Diamantes se sostiene en registros históricos. Desde 1906, visitantes y lugareños han desenterrado más de 75.000 diamantes en la zona, según datos oficiales. El mayor de ellos, conocido como Uncle Sam, fue desenterrado en 1924 y pesa 40,23 quilates, pieza que actualmente forma parte de la colección del Museo Nacional de Historia Natural del Instituto Smithsonian, en Washington.
El fenómeno de quienes buscan sus propias piedras preciosas también refleja cambios más amplios en la industria global. De acuerdo con The Guardian, los diamantes naturales pierden terreno frente a los diamantes de laboratorio, fabricados en reactores de plasma. Esta variante artificial derrumbó los precios del mercado tradicional y de las piedras naturales, una tendencia que parece irreversible.
La compañía De Beers, considerada la más influyente del sector, inició el 2024 con un inventario de 2.000 millones de dólares en diamantes sin vender y no logró reducirlo a fin de año. El reporte añade que la firma recortó su producción en un 20% y su propietaria, Anglo American, evalúa opciones de venta.
La mayoría de las piedras recuperadas en esta región son blancas, marrones o amarillas. El parque recuerda cada año a los visitantes que la posibilidad de encontrar un diamante siempre existe, respaldada por más de un siglo de hallazgos registrados y una comunidad global que observa con atención las nuevas narrativas del consumo de joyas.