Tras pasar diez días junto a Mauro Icardi en Estambul, la artista llegó a Buenos Aires festejar junto a la niña que tuvo con Nicolás Cabré. Pero antes, le dedicó un sentido mensaje

El aeropuerto de Buenos Aires fue el escenario de ese pequeño milagro cotidiano: una madre regresó, sin dudar, solo para estar junto a su hija. En la víspera del cumpleaños número 12 de Rufina Cabré, Eugenia China Suárez cruzó continentes y deshizo horas de vuelo. Su arribo, cargado de cansancio y determinación, reflejó una sola certeza: la familia primero.
No era un viaje cualquiera. Habían pasado apenas diez días desde que la actriz aterrizó en Turquía, acompañada de Mauro Icardi. Pero el calendario familiar marcaba una fecha que no admite postergaciones: el cumpleaños de su hija mayor. “Hace 12 años nacía mi primer amor. Mi budita. La más buena del mundo. La mejor hermana, la mejor amiga”, escribió la actriz en su cuenta de Instagram, junto a una secuencia de imágenes íntimas, vestigios de una vida compartida. “Te amo como todavía no se inventó”. ¿Es posible ponerle nombre a ese amor que desborda las palabras?

La logística del reencuentro respondió al instinto de proteger cada detalle. Ya instalada, la China Suárez alquiló al menos tres departamentos en un hotel exclusivo de la ciudad. Nada quedó librado al azar: coordinó cada instante de la celebración, insistió en una decoración de globos, tejió un espacio donde la intimidad y el calor familiar pudieran respirar a salvo de la exposición. Porque, aunque el festejo se celebrará para catorce personas en el restaurante del complejo hotelero, el bullicio quedará fuera: adentro solo habrá lugar para la cercanía y el amor.
Todo lleva la impronta del reencuentro. La asistencia de Nicolás Cabré, el padre de Rufina, es una presencia esperada, casi necesaria: padre y madre compartiendo ese instante irremplazable en la vida de su hija. Y entonces, la pregunta inevitable: ¿cómo fluye ese vínculo entre adultos, en medio de tanto rumor? La respuesta, serena y despojada de artificios, llegó en boca de la propia Eugenia Suárez: “Con Nicolás nos llevamos bien”, aseguró con una sonrisa cansada ante la prensa que aguardaba su llegada, atravesando las palabras de versiones y dudas para reafirmar lo único importante: el compromiso de ambos con Rufina.

¿Qué imágenes guardarán en la memoria madre e hija? Las fotos publicadas muestran momentos a dúo, risas, abrazos, instantes de juego y de ternura. Un álbum que se construye con el correr de los años y que, hoy, encuentra un nuevo capítulo escrito a mano y corazón. Ningún festejo público, ningún espectáculo: solo la certeza de que la felicidad, cuando es compartida, multiplica su peso.
La estadía será breve. Apenas termine la celebración, la China Suárez planea rearmar valijas y volver a Estambul, donde Mauro Icardi y una nueva etapa la esperan. Porque la vida de la actriz se mueve entre sets de filmación y países, pero su brújula permanece fija. “La familia primero”, repite como un mantra. ¿Cuánto cabe en la frase de una madre que viaja medio mundo solo para abrazar a su niña?

Las palabras y las fotos dejan abierta una pregunta silenciosa: ¿Cómo es la niñez cuando se vive así, entre instantes de fortuna y fragilidad, entre la exposición y el regazo protector? Rufina sopla las velas rodeadas de amor y dedicación. El resto, tal vez, se adivina en la ternura de dos padres que, por sobre todas las cosas, eligen la alegría de su hija.
De hecho, el propio Cabré al momento de recordar este particular instante, en su cuenta de Instagram destacó: “Hoy hace 12 años me enseñaste lo que es ser feliz… y así todos los días de tu vida me enseñás cosas nuevas. Todos los días trato de ser un mejor papá y así acompañar tu crecimiento. Sos la nena más buena, dulce y linda del mundo. Me llenás de orgullo y sonrío escribiéndote esto, porque de verdad ya hace 12 años soy el papá más afortunado por tenerte a vos de hija. Feliz cumple hermosa mía, te deseo lo mejor de lo mejor. Soñá alto, soñá bien alto que te merecés todo y mucho más. Te amo”,