Locos por el oro: por qué los argentinos ahora comparten su preferencia por el dólar con el metal precioso

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Desde lingotes y pequeñas barras hasta fondos cotizados en bolsa, los ahorristas recurren cada vez más al metal como alternativa para almacenar valor

El oro está conquistando los corazones de los argentinos, un país que solía estar casi irracionalmente volcado al dólar.

La arraigada dependencia del dólar —el país se encuentra entre los principales tenedores de la divisa, superado solo por EEUU y Rusia, según estimaciones de economistas y exfuncionarios del banco central— se ve ahora desafiada por un creciente interés por el oro. Desde lingotes y pequeñas barras hasta fondos cotizados en bolsa, los argentinos recurren cada vez más al metal precioso como alternativa para almacenar valor.

Este cambio apunta a una profunda transformación en la psicología de los inversores, en momentos en que el dólar ya no ofrece la misma protección contra la inflación que antes. El continuo aumento del costo de la vida en EEUU, junto con la apreciación del peso bajo la presidencia de Javier Milei, ha reducido el atractivo del dólar. Para muchos argentinos, ahora es simplemente la “segunda mejor opción” entre los activos de refugio.

La cotización del metalLa cotización del metal

La reciente eliminación de los controles de cambio para los inversores particulares aceleró la tendencia. Los argentinos ahora pueden comprar oro directamente en pesos, incluso a través de planes de pago a plazos sin intereses, lo que elimina la necesidad de dólares. Esto le abrió la puerta a los pequeños ahorradores que buscan una reserva de valor más estable.

“Se está poniendo muy de moda”, señala Leonardo Echegoyen, director de Banco Piano, uno de los pocos bancos argentinos que vende legalmente oro físico con certificado de origen y 999,9 de pureza. “La gente quiere obtener un rendimiento para sus dólares, y está buscando este rendimiento en este commodity”.

Otro factor que impulsa el nuevo amor de los argentinos por el oro es el temor a que el dólar pierda más valor. La moneda estadounidense ha bajado un 7,5% frente a una cesta de divisas internacionales desde principios de año, luego de subir un 4,4% a finales de 2024 tras la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de EEUU. “De a poco, la gente va entendiendo que los valores monetarios deben invertirse en algo”, afirmó Juan Piantoni, director general de Ingot, un proveedor de cajas de seguridad en Argentina.

Exportaciones de oro a EEUUExportaciones de oro a EEUU

Los argentinos desconfían profundamente del sistema bancario desde la crisis financiera de 2001, cuando los depósitos en dólares fueron convertidos forzosamente a pesos. Ese trauma ha dejado unos USD 200.000 millones fuera del sistema financiero formal, guardados en cajas de seguridad, inmuebles o incluso en lugares poco convencionales, como colchones.

Echegoyen, de Banco Piano, recordó a un cliente que llevó un montón de billetes de USD 100 fundidos en un bloque sólido después de guardarlos en un caño de la cocina que reventó. “El oro es más práctico porque no se deteriora”, afirmó. Con una base de clientes de alrededor de tres millones, Banco Piano ha cuadruplicado el volumen de importaciones de oro desde Suiza en 2025. Después de realizar solo dos envíos en todo 2024, el banco ya lleva cinco en lo que va de año.

No es de extrañar que el oro esté ganando espacio en las cajas de seguridad de los argentinos, un lugar tradicionalmente reservado para los dólares. “Guardar dólares en una caja de seguridad no es una práctica común en la mayoría de los países. Es un hábito típicamente argentino”, afirma Piantoni. La lógica, explica, es simple: las cajas de seguridad están destinadas a objetos de valor que deben mantenerse fuera del alcance de otras personas.

A nivel mundial, el oro ha subido más de un 27% en el último año, rondando máximos históricos por encima de los USD 3.300 la onza. El aumento se ha visto impulsado por las tensiones geopolíticas, las persistentes presiones sobre los precios y las crecientes expectativas de recortes de las tasas de interés por parte de los principales bancos centrales.

En Argentina, el oro en joyería se cotiza a unos USD 114 por gramo, con un margen de compraventa del 10% al 15%, lo que lo posiciona como una inversión a medio y largo plazo. Algunas compras pueden realizarse en tres o seis cuotas sin intereses, mientras que los bancos ofrecen reembolsos de hasta el 30%, una ventaja atractiva en una economía que sigue luchando contra una inflación de dos dígitos. Los argentinos pueden comprar hasta USD 7.200 en oro al mes sin revelar el origen de los fondos. Un proyecto de ley respaldado por el gobierno pretende elevar ese límite a USD 12.000.

“La gente quiere obtener un rendimiento para sus dólares, y está buscando este rendimiento en este commodity” (Echegoyen)

Mientras tanto, los brokers ofrecen acceso al oro a través de ETF como el GLD, en lugar de lingotes físicos. “Este año hay más demanda de oro”, sostuvo Fabio Saraniti, socio de Win Securities. “Esto pasa porque cuando los activos financieros suben, la gente quiere comprar, y cuando bajan, quiere vender”, dijo. Las entradas netas en el ETF SPDR GLD se dispararon un 170% interanual en el primer trimestre, lo que elevó la demanda total de inversión a 552 toneladas, el nivel más alto desde principios de 2022, según el último informe del World Gold Council.

Los traders de metales preciosos de los principales bancos, entre ellos JPMorgan Chase y Morgan Stanley, registraron en el primer trimestre los mejores resultados en cinco años, en parte gracias a una oportunidad de arbitraje que provocó una avalancha de lingotes hacia EEUU.

La tendencia se está extendiendo más allá del mundo financiero. Leiva Joyas, una de las joyerías más reconocidas de Argentina, triplicó sus consultas diarias sobre oro en 2025, que han llegado hasta 300 al día. Las ventas ya se han duplicado este año en comparación con 2024. “La gente quiere preservar su capital en medio de la incertidumbre económica. Saben que los plazos fijos ofrecen bajos rendimientos”, señala Daiana Azcona, ejecutiva de ventas de Leiva Joyas.

Mientras que las empresas siguen teniendo prohibido invertir en oro físico, los inversores particulares, muchos de ellos procedentes de los sectores agrícola y financiero, están entrando en el mercado con una perspectiva a largo plazo. “Antes se veía al oro como algo poco sofisticado”, afirmó Echegoyen. “Ahora, incluso inversores experimentados que nunca lo habían considerado están participando”.

Con información de Bloomberg

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