Las reservas cayeron USD 649 millones este miércoles, descenso que se explica por el pago de una cuota importante de intereses al FMI. Pero el problema no es la foto sino la película: desde que firmó el nuevo acuerdo el Banco Central no logró -o no quiso- sumar reservas, lo que complica la meta de acumular USD 4.500 millones a junio.
Es decir que como el Banco Central no compra reservas, los compromisos con el Fondo se afrontan con el préstamo que otorgó el propio FMI. Al negociar el nuevo acuerdo se postergaron los vencimientos de capital para dentro cuatro años y medio.
“El Fondo nos presto para estabilizar, no para pagar intereses. Se supone que los intereses se pagan con el producto de la economía doméstica. Usar el desembolso para pagar intereses es ridículo. Son intereses que se suman a los que vas a tener que pagar cuando venza el plazo de gracia y tengamos que volver a pagar también el capital. ¿Vamos a seguir pagando con plata del FMI?”, afirmó a LPO un ex funcionario de Economía.
Que el gobierno no compre reservas pone muy nerviosos a los acreedores, porque de eso depende que puedan cobrar. El gobierno se esmera por llevar tranquilidad, y asegura que los próximos vencimientos están cubiertos gracias al superávit y hasta argumenta públicamente que no es necesario acumular reservas.
Algo de esto percibe la calificadora Moody´s, que a pesar de la apertura del cepo, no mejoró su calificación para la Argentina. El analista principal de Moody’s para la calificación soberana de Argentina, Jaime Reusche, afirmó que “por el momento, estamos evaluando porque se dio la parte más difícil del ajuste y estamos en la parte más peligrosa, en la que cualquier desliz de política cambiaria, monetaria o económica puede jugar una mala pasada”.
La lectura es clara. Las dudas rondan sobre lo que pueda pasar cuando se agoten los dólares de la cosecha gruesa y se acorten los plazos electorales. “Después de julio, es probable que la balanza de pagos se revierta un poco y que ya el flujo no sea tan positivo. Eso para nosotros va a ser muy crítico para para entender hacia dónde va a gravitar el peso en cuanto al tipo de cambio de de equilibrio”, advirtió Resuche.
Llamativamente Moody’s respaldó la decisión de no comprar reservas si el tipo de cambio no toca la banda inferior. “Esas intervenciones le restarían credibilidad al esquema de flotación”, afirmó el analista principal de la consultora.

En otro guiño al gobierno, Moody’s aseguró que los dólares para pagar a los bonistas en julio están disponibles. Se trata de un vencimiento con bonistas privados por USD 4.500 millones, que ahora el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, prometió honrar, rechazando las versiones de una reestructuración no compulsiva. Sin embargo, lo concreto es que según Reusche, el retorno de la Argentina al mercado de capitales no ocurrirá hasta el próximo año.
Quiza lo más destacable sea la imagen de la muleta a la que apeló el analista de Moody’s. “Se está creando un puente en el corto plazo con este financiamiento de organismos multilaterales. Se le está dando una muleta, por así decirlo, a la Argentina hasta que las reformas estructurales y todo el proceso de ajuste muestre resultados para que la Argentina ya pueda valerse por sí misma en los mercados internacionales y en otros métodos de financiamiento en el largo plazo”, concluyó Reusche.
“La economía argentina está renga. No camina por sí sola. El rescate del FMI vino para evitar el default, pero no resuelve ninguno de los problemas que nos trajeron hasta acá. La mayoría de los economistas alertan sobre la continuidad del atraso cambiario y la irresponsabilidad de no acumular reservas. El esquema se sostiene sobre apoyos muy frágiles”, consideró a LPO el ex funcionario de Economía.