A partir de la semana que viene se aplicará un aumento de 5.7% para las líneas de colectivos que circulan en la Ciudad y un 5,9% para los de la provincia de Buenos Aires. El Subte pasará también desde mayo, de $869 a $919. Un porcentaje similar se incrementarán los peajes.
Los gobiernos de Axel Kicillof y Jorge Macri acordaron una fórmula de actualización automática que se define según la inflación del penúltimo mes, en este caso marzo, más dos puntos porcentuales, para compensar el desfasaje temporal, dado que el aumento rige a partir de mayo.
En marzo, la suba de precios en CABA fue de un 3,7%, allí el boleto subirá un 5,7%. En el Gran Buenos Aires, en tanto, la inflación de marzo fue de un 3,9%, por lo que en esa jurisdicción el boleto aumentará en mayo un 5,9%.
El sistema de transporte cuenta con 103 líneas bajo jurisdicción nacional, 250 líneas provinciales o municipales en la provincia de Buenos Aires y 31 líneas porteñas en CABA.
El gobierno nacional no concede aumentos desde agosto del año pasado para evitar que presionen sobre el IPC que elabora el Indec. En ese dato pesan más las líneas nacionales, que las jurisdiccionales.
Aún así, la fórmula de actualización que acordaron Ciudad y Provincia, no le resulta nada simpática al gobierno. Desde el entorno de Franco Mogetta no ocultan su preocupación: “Lo va a sentir la gente en el bolsillo, y nos van a echar la culpa a nosotros” dijo uno de los asesores del secretario de Transporte.
Esta preocupación trasluce que el gobierno libertario, más allá del relato de Milei, reconoce componentes del fenómeno inflacionario que no son estrictamentes monetarios. En este caso el factor inercial, fogoneado por las indexaciones.
“En economías con niveles altos de inflación crónica, los contratos se pactan con fórmulas de actualización que contienen la inflación esperada. Con contratos me refiero al acuerdo de precio entre las partes, que van desde el precio del tomate a cuanto se pacta en una paritaria. Esta cobertura ante la inflación esperada cumple con la profecía autocumplida, porque es un factor de fuerte presión sobre los precios”, explicó a LPO un macroeconomista.
Como sea, un aumento de casi el 6% en el transporte público, que incluye subtes y peajes es un golpe duro al bolsillo de los trabajadores. En promedio, una persona tendrá que pagar más de 50 mil pesos por mes para ir y venir de sur trabajo, en tanto el salario mínimo no llega a los 280 mil pesos.